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Elliott Murphy – It Takes A Worried Man

Elliott Murphy – It Takes A Worried Man (2013)

El hijo de Elliot Murphy, Gaspard Murphy, un pipiolo de 22 años de edad, se está convirtiendo en una parte integral y fundamental en la música de su padre. Lo pudimos apreciar en su anterior trabajo y en este nuevo disco titulado “It Takes a Worried Man” la influencia es aún mayor. Además de producir el álbum, esta vez aporta una serie de instrumentos en la mayoría de las canciones – guitarras, teclados, percusión y coros – y es responsable de la programación, así como arreglos de cuerda y trompeta. Junto a Gaspard y al propio Elliott Muphy, que toca la guitarra acústica y eléctrica además del banjo, el piano y la armónica, el resto de los músicos que han intervenido en el disco son habituales en las grabaciones del neoyorkino: el guitarrista francés Olivier Durand que junto a Laurent Pardo (bajo) y Alan Fatras (batería) constituyen la banda de acompañamiento de Elliott, The Normandy All-Stars a los que se ha unido el músico de sesión de Nueva York Kenny Margolis (Cracker, Mink DeVille, Silos,…) que aporta los teclados y la esposa de Bruce Springsteen Patti Scialfa que es la voz femenina en «I´m Empty«.

¿En qué se traduce la influencia del joven Gaspard? Pues principalmente en que recupera la garra roquera que a lo largo de los años ha perdido en pos de un faceta de folk singer cuenta historias, así en dos temas como “Angelyne” con un sonido stoniano y en “Murphyland” un tema con una divertida historia por detrás recobra el gusto por la Fender Stratocaster eléctrica y nos regala dos verdaderas joyas al nivel de sus composiciones de los 70.

El resto de los temas también son de gran nivel, el folk inicial “Worried Man Blues” que demuestra su preocupación por la delicada situación actual y la instrumenta con ayuda de banjo, mandolina, acústica y armónica proporcionando a su peculiar voz una perfecta sonoridad. En a «Little Big Man«, recuperamos al Murphy clásico con su letra dylanesca sobre personajes arquetípicos y que encajaría sin problemas en los últimos trabajos del de Duluth. La citada «I Am Empty” es una extraordinaria canción, que deriva de tema folk acústico a un verdadero himno con Patti Scialfa haciendo coros y con perfectos arreglos de órgano de iglesia y el mellotron. El sonido roquero se recupera en “Day For Night”, mientras que “Eternal Highway” suena a country rock, finalizando el disco con «Even Steven ‘. Un último número en el que escuchamos a Murphy en solitario con su rota voz acompañándose con su piano. Portentoso.
Un esperanzador álbum que nos devuelve al mejor Murphy al poeta de la Fender, como lo definió un amigo, al crooner folkie del decadente Nueva York de los 70 y lo envuelve en un sonido actual y roquero. Esperemos que esta fórmula perdure y madure en posteriores disco y que la traslade al directo. Es algo que los fans de Murphy llevamos tiempo pidiendo.

Back to the Fender!!!!

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